¡Me parece muy, muy interesante el tema de intentar tener siempre claro porqué haces lo que haces y hacia dónde te diriges! Una manera de intentar no perderte por el camino…
Es interesante que nos paremos y podamos recuperar ese círculo, ese Qué, Cómo y Porqué, límite que la prisa y el día a día lo han anulado por completo, eso unido a no saber decir un NO a tiempo.
El concepto está claro, pero luego a todo esto hay que añadirle la necesidad de supervivencia. Siempre hay ganas de decir NO, ya basta, pero hasta que punto podemos hacerlo siempre…
Efectivamente, Juan Manuel, la supervivencia es importante; y conviene tener los pies bien anclados a la tierra para asegurar los garbanzos. Pero muchas veces se olvida que siempre hay un margen de mejora y que vale la pena formarnos un poco para dar estos pasos que nos acerquen a una vida con menor urgencias.
¡Hola a todas/os! Qué razón tenéis hablando del círculo de oro, especialmente del «por qué». Una de las fortalezas de mi estudio, sAtt, es que el por qué (y el para qué) hacemos lo que hacemos está a flor de piel a diario. En nuestro caso, hablamos de una arquitectura triple balance o de triple beneficio: ambiental, social y económico. Cada uno, por supuesto, tiene un desarrollo complejo y más profundo. Pero además, no es algo estático: con la actual situación de confinamiento y crisis, estamos replanteando y haciéndonos nuevas preguntas en torno a estos 3 ejes.
Así es, Eduardo. Tener estos valores compartidos os hace mucho más fuertes. Crea comunidad interna y queda mucho más claro que hay una vocación real de servicio!! Satt todo un ejemplo!!
Difícil realizar lo que comentas, sobre todo lo de los honorarios: es una guerra de la cual somos los arquitectos los responsables. Mucha responsabilidad, cada vez más preparación necesaria (lógico pero ya te vuelven loco: que si cambios en el CTE, que si normativa municipal…): Y no nos damos a valer primero ante los posibles clientes.
Así es José. Hay mucha tarea que hacer como colectivo, Pero también tenemos un cierto margen de maniobra como particulares. Iremos viendo ideas en el módulo 2.
Muy interesante Lorenzo! El Qué – Cómo – Por qué, son importantes hay que reflexionarlo! Una vez escuché que también es importante el «para qué», como indica Eduardo. El «por qué» busca una justificación, mientras que el «para qué» busca un objetivo. Concepto que puede ser muy interesante.
Así es Nacho. En cualquier caso, se trata de operar con unos valores claros, alinear objetivos a tareas y, sobre todo, estar en este mundo con la clara vocación de servir. Si, realmente, somos un instrumento para algo más grade que nosotros, la cosa va a ir mucho mejor, para nosotros y para la sociedad.
pues no puedo estar mas de acuerdo con vosotros ,es simple, nunca me salio nada mejor que cuando trabajo por ypara los demás, ese es e eterno pecado del buen arquitecto, nosolvidamos hasta de comer,todo se complica cuando empezamos a tener Familia ala que alimentar jejejejejeje
La verdad que el tema de los honorarios es uno de los importantes, porque al menos en mi caso no soy capaz de trabajar menos o detallar menos por haber hecho una rebaja importante en según qué trabajos. Si juntamos eso con que a cada trabajo que se cruza por el camino lo ve uno como una oportunidad (Aunque muchas veces sea un marrón) la cosa se complica.
Nos vemos preparando ya anteproyectos, habiendo hecho consultas, antes de tener nada firmado ni claro…
Muy buena esa de «lo espléndidos que somos» los arquitectos a la hora de tratar con un cliente (o posible cliente).
Me identifico totalmente contigo Daniojen. Te ilusionas, piensas que el cliente y el proyecto lo merecen, pero pocas veces es así. Los honorarios están bajos y el volumen de trabajo y la responsabilidad son cada vez mayores.
Poco a poco voy diciendo que no a algún encargo que veo claramente que tarde o temprano va ser un problema o una carga. Incluso he renunciado a algún proyecto en mitad de redacción o en fase de obra porque las imposiciones del clientes ya no eran asumibles.
Pero lo que estoy viendo últimamente es que cada vez llaman menos clientes y no está el tema precisamente para rechazar muchos. Así que toca explorar nuevas posibilidades y alternativas de trabajar y de lograr el equilibrio.
El primer vídeo y ha me ha enganchado!!!
Hiciste bien José Ramón, el ejercicio de decir NO a un posible cliente es (por lo menos para mi) Liberador… Te acompañamos en este viaje hacia las nuevas posibilidades
¡Qué buena presentación! Yo, que soy mucho de reflexión, he quedado encantada porque no me la esperaba. Es difícil saber actuar en el tiempo presente, y que intentéis desenmarañarlo ya me parece un excelente punto de partida. Me acordaba de Bauman cuando dice que una de las características actuales de nuestra sociedad en la modernidad líquida es el «síndrome de la impaciencia» , así que está bien empezar sin esa impaciencia¡Sigo que voy con retraso y no quiero comentar sólo la primera!
Poco hablamos de Bauman. Cuando hace 10 años comenzábamos a escribir en La ciudad Viva, devoramos sus libros. Habrá que darle una vuelta al tema. Bienvenida, Virginia!!
La mayor complicación que veo para cerrar este círculo de oro, es hacerlo con el «tren en marcha». ¿Con qué criterio potenciar virtudes o pulir -o eliminar-defectos? ¿Cómo detectarlos?
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Tema muy debatido desde que se liberaron los honorarios. Saber aunar la calidad de tu trabajo con tus clientes, una de las grandes dificultades.
Más vale calidad que cantidad, en muchos de los casos…
¡Me parece muy, muy interesante el tema de intentar tener siempre claro porqué haces lo que haces y hacia dónde te diriges! Una manera de intentar no perderte por el camino…
A veces hay que dar un paso atrás para dar dos hacia adelante
Es interesante que nos paremos y podamos recuperar ese círculo, ese Qué, Cómo y Porqué, límite que la prisa y el día a día lo han anulado por completo, eso unido a no saber decir un NO a tiempo.
El concepto está claro, pero luego a todo esto hay que añadirle la necesidad de supervivencia. Siempre hay ganas de decir NO, ya basta, pero hasta que punto podemos hacerlo siempre…
Efectivamente, Juan Manuel, la supervivencia es importante; y conviene tener los pies bien anclados a la tierra para asegurar los garbanzos. Pero muchas veces se olvida que siempre hay un margen de mejora y que vale la pena formarnos un poco para dar estos pasos que nos acerquen a una vida con menor urgencias.
¡Hola a todas/os! Qué razón tenéis hablando del círculo de oro, especialmente del «por qué». Una de las fortalezas de mi estudio, sAtt, es que el por qué (y el para qué) hacemos lo que hacemos está a flor de piel a diario. En nuestro caso, hablamos de una arquitectura triple balance o de triple beneficio: ambiental, social y económico. Cada uno, por supuesto, tiene un desarrollo complejo y más profundo. Pero además, no es algo estático: con la actual situación de confinamiento y crisis, estamos replanteando y haciéndonos nuevas preguntas en torno a estos 3 ejes.
Así es, Eduardo. Tener estos valores compartidos os hace mucho más fuertes. Crea comunidad interna y queda mucho más claro que hay una vocación real de servicio!! Satt todo un ejemplo!!
Difícil realizar lo que comentas, sobre todo lo de los honorarios: es una guerra de la cual somos los arquitectos los responsables. Mucha responsabilidad, cada vez más preparación necesaria (lógico pero ya te vuelven loco: que si cambios en el CTE, que si normativa municipal…): Y no nos damos a valer primero ante los posibles clientes.
Así es José. Hay mucha tarea que hacer como colectivo, Pero también tenemos un cierto margen de maniobra como particulares. Iremos viendo ideas en el módulo 2.
Muy interesante Lorenzo! El Qué – Cómo – Por qué, son importantes hay que reflexionarlo! Una vez escuché que también es importante el «para qué», como indica Eduardo. El «por qué» busca una justificación, mientras que el «para qué» busca un objetivo. Concepto que puede ser muy interesante.
Así es Nacho. En cualquier caso, se trata de operar con unos valores claros, alinear objetivos a tareas y, sobre todo, estar en este mundo con la clara vocación de servir. Si, realmente, somos un instrumento para algo más grade que nosotros, la cosa va a ir mucho mejor, para nosotros y para la sociedad.
pues no puedo estar mas de acuerdo con vosotros ,es simple, nunca me salio nada mejor que cuando trabajo por ypara los demás, ese es e eterno pecado del buen arquitecto, nosolvidamos hasta de comer,todo se complica cuando empezamos a tener Familia ala que alimentar jejejejejeje
y a la que tener que dedicarle tiempo
La verdad que el tema de los honorarios es uno de los importantes, porque al menos en mi caso no soy capaz de trabajar menos o detallar menos por haber hecho una rebaja importante en según qué trabajos. Si juntamos eso con que a cada trabajo que se cruza por el camino lo ve uno como una oportunidad (Aunque muchas veces sea un marrón) la cosa se complica.
Nos vemos preparando ya anteproyectos, habiendo hecho consultas, antes de tener nada firmado ni claro…
Muy buena esa de «lo espléndidos que somos» los arquitectos a la hora de tratar con un cliente (o posible cliente).
Demasiado esplendidos…
COn las consecuencias posteriores.
Efectivamente. Insistiremos mucho en el curso sobre la importancia de buscar (y encontrar) el equilibrio.
La importancia de diferenciar la oportunidad del marrón!!
Me identifico totalmente contigo Daniojen. Te ilusionas, piensas que el cliente y el proyecto lo merecen, pero pocas veces es así. Los honorarios están bajos y el volumen de trabajo y la responsabilidad son cada vez mayores.
Poco a poco voy diciendo que no a algún encargo que veo claramente que tarde o temprano va ser un problema o una carga. Incluso he renunciado a algún proyecto en mitad de redacción o en fase de obra porque las imposiciones del clientes ya no eran asumibles.
Pero lo que estoy viendo últimamente es que cada vez llaman menos clientes y no está el tema precisamente para rechazar muchos. Así que toca explorar nuevas posibilidades y alternativas de trabajar y de lograr el equilibrio.
El primer vídeo y ha me ha enganchado!!!
Hiciste bien José Ramón, el ejercicio de decir NO a un posible cliente es (por lo menos para mi) Liberador… Te acompañamos en este viaje hacia las nuevas posibilidades
¡Qué buena presentación! Yo, que soy mucho de reflexión, he quedado encantada porque no me la esperaba. Es difícil saber actuar en el tiempo presente, y que intentéis desenmarañarlo ya me parece un excelente punto de partida. Me acordaba de Bauman cuando dice que una de las características actuales de nuestra sociedad en la modernidad líquida es el «síndrome de la impaciencia» , así que está bien empezar sin esa impaciencia¡Sigo que voy con retraso y no quiero comentar sólo la primera!
Poco hablamos de Bauman. Cuando hace 10 años comenzábamos a escribir en La ciudad Viva, devoramos sus libros. Habrá que darle una vuelta al tema. Bienvenida, Virginia!!
La mayor complicación que veo para cerrar este círculo de oro, es hacerlo con el «tren en marcha». ¿Con qué criterio potenciar virtudes o pulir -o eliminar-defectos? ¿Cómo detectarlos?
Una importante tarea de autoconocimiento … Con el «tren en marcha» es posible